El acompañamiento adecuado de un vino con un determinado alimento puede potenciar sus sabores haciendo su degustación más intensa y placentera que si se consumiera por separado. Un amante del vino es amante de la buena mesa y en regalosgourmetonline.com encontrarás el vino más indicado para maridar tu menú siguiendo estas reglas básicas.
Vinos blancos
En los vinos blancos diferenciamos los secos, dulces y afrutados, teniendo cada uno de ellos su personalidad y sabor distintivo, pero en su mayoría se acompañarán con platos de sabores suaves y poco estridentes.
Secos
Este tipo de vino tiene entre 2 y 4 gramos de azúcar residual por litro. Este azúcar que no ha fermentado es responsable de la untuosidad del vino.
Los blancos secos combinan perfectamente con verduras crudas y a la plancha y son excepcionales para los pescados. Estas combinaciones se pueden utilizar también para los semisecos. Este tipo de vino suele ser el que utiliza las uvas sauvignon blanc, pinot gris, chardonnay o chenin blanc.
Dulces
Al contrario que los blancos secos, la cantidad de azúcar naturalmente presente en el vino es bastante superior. Dependiendo del gramaje de azúcar podría ser semidulce o dulce. En cualquier caso, en boca dejan una sensación de suavidad. Estos vinos, como por ejemplo el Porto Blanco o los que se hacen con la variedad riesling, acompañan a los quesos suaves y curados, los embutidos y los postres.
Afrutados
Estos vinos son frutales en boca, recuerdan a diferentes frutas, que suelen ser peras, manzanas e incluso plátanos. El albariño o chardonnay son afrutados, presentando recuerdos de piña el primero y de plátano el segundo. Estos vinos combinan con quesos suaves, pescados, carnes blancas y, como no podía ser de otra manera, con mariscos.
Vinos rosados
Estos vinos elaborados usualmente con garnacha, pinot noir o syrah poseen un sabor sencillo y frutal. Su consumo aumenta progresivamente debido al incremento de calidad en su elaboración. Combinan muy bien con carnes blancas, embutidos, mariscos y verduras a la plancha.
Espumosos
El maridaje de estos vinos es a los pescados como el tinto joven a las carnes. Combinan con todos los pescados, quesos curados, quesos suaves y crudités. En algunos lugares se acostumbra a usarlos como comodín y a veces acompañan todo el menú de principio a fin. Se pueden encontrar muchas variedades, desde los cavas catalanes con pinot noir hasta los espumosos dulces malagueños con moscatel de Alejandría.
Vinos tintos
Tradicionalmente se ha relacionado al vino tinto con carnes rojas y quesos fuertes como si esa fuese su única función de maridaje, pero es cierto que aun teniendo un sabor muy potente podemos combinarlo con algunos sabores delicados sin perder ni un ápice de su potencial.
Joven
Sin crianza ni envejecimiento tras su fermentación, estos vinos son de los más versátiles en temas de maridaje. Son un buen acompañamiento para embutidos, carnes rojas y blancas, quesos curados y verduras a la plancha.
Reserva
Estos vinos de como mínimo tres años, con su correspondiente envejecimiento en barrica, son los que poseen un carácter más intenso, y por tanto, acompañan a carnes rojas, embutidos y quesos curados de sabores fuertes.
Vinos dulces
Los vinos dulces tienen una presencia de azúcar residual importante. Aunque acompañan perfectamente a los embutidos y los quesos suaves su punto fuerte es el postre. Pedro Ximénez, moscatel, malvasía y monastrell están entre los más conocidos y son una apuesta segura para aperitivos y postres.
Siguiendo estos consejos nos aseguramos un maridaje adecuado para nuestra mesa. Tanto si nos decidimos por acompañar toda la comida con un solo vino, como si elegimos maridar cada plato con uno diferente, lo importante es terminar con muy buen sabor de boca.
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